
“Mirando al Sur” dialogó con el sobre este proyecto y la
vida cultural en BC.
¿En
que año viniste a SC?
Llegue por el año 1986. Yo estaba en Bs. As. realizando
mi último trabajo como actor. Durante muchos años hice “Lección de anatomía”,
aunque en realidad mi formación es como director (con un postgrado en la EMAD).
Después de eso empecé a dirigir y dirigir. Eran momentos muy difíciles en la
argentina. Yo también trabajaba como corresponsal en la revista “El Porteño” y cubría
los festivales internacionales (La Habana, Nueva York, etc). Además viví un
tiempo en Barcelona, Nueva York, Toronto y como decía la película “buscaba mi
lugar en el mundo”.
En esto de viajar y viajar conozco Balneario Camboriú y cuando
lo conocí dije “este es el lugar”. Me instalo y empiezo a trabajar en turismo
que es lo que había (todavía sigo). Yo tenía algunos compromisos aún en Bs As: obras
de teatro y también una FM; pero bueno, decidí quedarme aquí.
Al principio fue complicado. En realidad en esta ciudad,
la gente que trabaja en arte y cultura, muchas veces, no obtiene el apoyo
necesario.
¿Y
cómo empieza tu relación con el C.A.S.C?
Cuando me acerqué al “Círculo” surgió la idea de empezar
con el “Cine Club” y las clases de teatro.
Tuvimos nuestras idas y vueltas y luego de un parate
reiniciamos. Las ganas siempre están. En cuanto al teatro, estuvimos muy
conformes con las presentaciones realizadas y creo que estamos en un momento
histórico, me parece que se puede crecer mucho. Nosotros tenemos la posibilidad
de hacer un muestreo en la temporada, ya que aquí, teatro casi no hay.
¿Balneario
no tiene una propuesta de obras, como las que conocemos en Argentina?
Hay cierta cosa que tiene que ver con la parte estatal y
por ahí aparece algún que otro curso de teatro. Pero sucede también que Balneario
Camboriú no es una ciudad que tenga características en la población fija como
otras ciudades. Esto hace que BC sea un lugar de expansión, pero para
divertirse, salir a cenar y hacer turismo de playa.
Los brasileros dicen que aquí es “terra de ninguém”
(tierra de nadie), porque somos un rejunte de personas que viene de Río Grande Do
Soul, Blumenau, Curitiva, etc. En el medio de todo esto, aparece una comunidad
argentina importante. Y los argentinos de por sí, somos teatreros. Si uno allá
va a la costa a la tardecita, seguro que algo va a ver y eso, es algo que falta
aquí.
¿Cuál
es la finalidad del Cine Club?
Acá hay dos patas importantes para entender esto: Una es
que la agentinidad que radica acá tiene ciertas características. En los años 90
esto era una explosión. Como Punta del Este o Viña del Mar, BC fue otro invento
argentino que vino acompañado de una coyuntura y un cierto golpe económico que
termina con el 2001. Mucha gente se vino apostando sus fichas en Brasil.
Tenemos una comunidad argentina con determinadas
características. Nosotros fuimos muy bienvenidos, porque traíamos.
La otra pata yo diría que tiene que ver con la falta de apoyo
hacia el arte en general. Hay demasiada influencia del cine estadounidense. El
circuito americano vende el 95 por ciento lo que se consume aquí. Es muy
difícil ver, por ejemplo, cine europeo;
del argentino, olvídate.
Inicialmente pensamos en los socios, en mostrarles otro
perfil del asunto. Se puede ver en el acervo que tenemos una tendencia hacia un
cine “arte”, con una diversidad de contenidos más para pensar. Así comenzamos y
en esta diversidad pasaron ya seis años.
¿Se
conoce en Balneario Camboriú algo del cine argentino?
Mira, lo único que recuerde que entró bien fue “El
Secreto de sus ojos” y esto luego de ganar el Oscar. Pero no, inclusive a modo
de ejemplo: A mí me pasa con las clases de español, cuando los cambias de
idioma, muchas veces sucede que si los agarras distraído te contestan en inglés,
asique fíjate la distancia cultural que hay. Tan cerca y tan lejos estamos.
¿Creés
que el Círculo podría insertase más en la vida cultural de Balneario?
Esto no tiene razón de ser, si no tiene un tilde puesto
en la actitud. ¿Qué vas a trasladar? Lo que aprendimos, lo que somos. Esto no
quiere decir que no podamos adaptarnos para mostrarlo.
Creo que es nuestra obligación dar a conocer nuestra
identidad. Y me parece que tenemos mucho para mostrar.
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